La confusión de Leah aumentaba. No podía evitar la sensación de que algo no encajaba. ¿Por qué un hombre implicado en un crimen apenas unas horas antes se encontraba en un estado tan vulnerable, desesperado por recibir atención médica? No encajaba con la imagen de atracador despiadado que mostraban las noticias.
Aunque el miedo y la incertidumbre se apoderaron de ella, Leah no pudo ignorar su intuición. Tenía que haber algo más en la historia de Samuel de lo que se contaba. El hombre que conoció no parecía un monstruo; era un alma desesperada que necesitaba ayuda.