Su falta de responsabilidad se hizo evidente cuando se revisaron las grabaciones de las cámaras de seguridad. Las imágenes mostraban que Tom había alimentado a Lola con frecuencia con comida inadecuada y, en varias ocasiones, incluso se había olvidado de alimentarla.
Esta negligencia tuvo graves repercusiones para la salud de Lola, y el hecho de que Tom no cumpliera los protocolos de alimentación adecuados era ahora motivo de profundo pesar y temor. El Dr. Gerard retiró los restos de plástico, reparó los daños y completó la operación. La intervención duró varias horas, pero la supervivencia de Lola dependía ahora de su recuperación del traumatismo.