El examen de Lola por parte del Dr. Gerard fue muy preocupante. La otrora vibrante gorila era ahora una mera sombra de lo que había sido. Sus ojos estaban hundidos y apagados, revelando fatiga y malestar. Respiraba con dificultad y cada respiración parecía requerir un esfuerzo considerable.
El Dr. Gerard se acercó con cuidado, moviéndose despacio para no asustar a Lola. Su objetivo era evaluar a fondo su situación y reducir al mínimo el estrés adicional. Durante su examen inicial, observó varios signos alarmantes que indicaban un grave problema subyacente. El abdomen de Lola estaba muy hinchado, mucho más allá de los cambios típicos del embarazo.