El grito de Jason hizo que todo el mundo se paralizara y volviera su atención hacia él. Jason percibió todas las miradas: de asombro, de simpatía y de preocupación. Su tía Christel lo miró con una expresión que lo decía todo, susurrándole a su tío que estaba a su lado. Jason sabía exactamente lo que estaban pensando.
«Probablemente piensen que me he vuelto loco», pensó, bajando la mirada avergonzado. Deseaba poder desaparecer, dejar atrás todos sus problemas como si nada. Pero eso no era posible, y estaba atascado repasando los últimos meses en su cabeza, una y otra vez..