Los piratas zarpan hacia el caos, ¡pero el capitán Richard tiene otros planes!

En la cubierta, vio aparecer en el horizonte los primeros rayos del guardacostas, que atravesaban los tonos dorados del sol poniente. A medida que el yate de la Guardia Costera se acercaba, una profunda sensación de alivio se extendió por todos los que estaban a bordo.

La visión del guardacostas era un faro de esperanza que indicaba el final de su calvario. El capitán se preparó para transferir el control de la situación a las autoridades, sintiendo cómo el inmenso peso de la responsabilidad se iba desprendiendo poco a poco de sus hombros.