Se acercaban de forma metódica e intimidatoria, aunque sus filas mostraban signos de desorganización. Cada pirata se movía con determinación, escudriñando el lujoso interior en busca de objetos de valor. El entorno antaño sereno del Aura Luxe era ahora un hervidero de miedo y caos, invadido por intrusos agresivos.
Al frente de la operación estaba Abir, un hombre corpulento cuya imponente presencia y despiadado comportamiento infundían respeto y temor inmediatos a su tripulación. Los ojos fríos y calculadores de Abir observaban el opulento entorno del yate con una sensación de derecho. Su estilo de liderazgo era duro: daba órdenes con un tono brutal y autoritario, asegurándose de que su tripulación se concentrara en su misión de saqueo.