Los piratas zarpan hacia el caos, ¡pero el capitán Richard tiene otros planes!

Comprendiendo la urgencia, el capitán Richard sabía que cada decisión que tomara en los próximos minutos podría determinar su destino. Con el rostro curtido y los ojos afilados y concentrados, asimiló la información con una calma practicada y una resolución inquebrantable.

Sin vacilar, dio órdenes a la tripulación, iniciando maniobras evasivas para alejar el yate de la amenaza que se acercaba. Los motores rugieron y la tripulación se movió con caótica precisión, sus acciones eran un testimonio de su entrenamiento y lealtad.