En una soleada tarde de verano, el capitán Richard navegó con pericia en su yate, el Aura Luxe, para la celebración del aniversario de una pareja adinerada y algo esnob. El yate relucía con sus suelos de mármol, su elegante mobiliario y sus comodidades de primer nivel, haciendo gala de su opulento encanto.
El capitán Richard, un experimentado marino conocido por su audaz viaje en solitario a través del Círculo Polar Ártico, irradiaba tranquila autoridad. Su rostro curtido y sus manos callosas hablaban de innumerables viajes a través de aguas heladas y feroces tormentas, y cada línea contaba una historia de aventura y resistencia.
A punto de jubilarse, Richard había pasado a trabajar con una compañía privada de yates, prefiriendo la calma de las pequeñas travesías al caos de los viajes a gran escala. A pesar del lujo que le rodeaba, mantenía los pies en la tierra y encontraba satisfacción en los sencillos placeres de su embarcación y en la serenidad del mar.