Los barcos piratas corrían y zigzagueaban, intentando flanquear el barco por ambos lados. Adam se anticipó a sus movimientos, guiándose por su experiencia durante la peligrosa persecución. Modificó la velocidad y el rumbo del barco, creando patrones impredecibles que hacían que los piratas se esforzaran por mantener el ritmo.
A pesar de la implacable persecución, Adam mantenía la calma, aunque su mente bullía de estrategias. Aprovechó el tamaño del barco para crear grandes olas que desestabilizaran a los barcos piratas más pequeños. Las olas chocaban contra el casco, creando cada vez una barrera formidable para los atacantes.