Era como si sus compañeros se hubieran desvanecido en el aire. Sus hombres intercambiaron miradas nerviosas, con el peso de la situación presionándoles. La mente de Arale se agitaba, cada paso que daba era como un paso más hacia el peligro.
Sabía que cualquier movimiento en falso podría desencadenar un enfrentamiento mortal con la tripulación. La tensión era asfixiante, cada crujido del casco de la nave les hacía saltar. La ausencia de su equipo le carcomía. Podía sentir que estaban siendo vigilados por un enemigo invisible.