El deportivo rojo pasó a toda velocidad junto a su camión, cortándole el paso, y allí, en la esquina del encuadre, lo vio: la matrícula. A Patrick se le aceleró el pulso mientras anotaba el número, con la mente llena de posibilidades.
Abrió el navegador y tecleó el número, con los ojos entrecerrados mientras se desplazaba por los resultados de la búsqueda. No tardó en encontrar lo que buscaba: el coche estaba registrado a nombre de Bethany Harris.