El abogado aseguró a Salazar que Buck descansaría en paz sabiendo que ella le había hecho la vida mejor. El inesperado acto de gratitud sorprendió a Salazar, pero no lo dio por sentado. Después de pensarlo detenidamente, decidió respetar los últimos deseos de su cliente habitual favorito.
Fue un hermoso e inesperado regalo de alguien a quien había aprendido a respetar y cuidar en sus últimos años. Darse cuenta de que había marcado una diferencia tan grande en la vida de Buck la llenó de una abrumadora sensación de propósito y orgullo.