62 años y un bebé: ¿es su nacimiento un milagro médico o algo más oscuro?

Laura y Sindy seguían teniendo sus viajes especiales. Pero ahora, había algo más especial entre ellas. Laura no era solo la hermana de Sindy, sino también su madre. Cada risa y cada abrazo significaban más ahora. Su vínculo era más fuerte que nunca.

Un día, Sindy empezó a llamar a Laura «mamá». Le pareció bien. La familia era más feliz ahora, sin secretos. Cada día era más alegre, lleno de amor y risas. Por fin eran una familia de verdad. La verdad los liberó para amarse plenamente.