62 años y un bebé: ¿es su nacimiento un milagro médico o algo más oscuro?

La voz de Laura temblaba al hablar, pero era fuerte. «Sindy, soy tu madre» Esas palabras lo cambiaron todo. Todos se callaron, demasiado sorprendidos por esta confesión. Sindy especialmente no podía creerlo. Era demasiado.

Laura respiró hondo y continuó: «Hay más, Sindy», empezó, con la voz temblorosa. «Hay más cosas que debes saber, un secreto que ha sido igual de difícil de guardar» Sindy, aún recuperándose del shock inicial, la miró, desconcertada, esperando la siguiente revelación.