¿Había hecho lo correcto? ¿Era bondad o ingenuidad? Una vocecita interior le susurró que no importaba, que lo importante era ayudar. Intentó despejar sus dudas y dormirse. Sin embargo, a medida que pasaban las horas, unos débiles ruidos empezaron a filtrarse en el silencio.
Al principio era el sonido de alguien rebuscando entre las cosas. Se oyó un ruido sordo y luego el crujido de algo que se movía. Robert se incorporó y miró a Julia, que dormía profundamente. «Probablemente no sea nada», se dijo a sí mismo, pero los sonidos desconocidos fueron suficientes para incitarle a actuar.