Una pareja de ancianos deja vivir en su garaje a una familia sin techo. ¡Sus corazones se hundieron al día siguiente!

Robert se quedó inmóvil, mirando por la ventana mientras Natalie se acercaba a su coche con una bolsa colgada del hombro. Se le oprimió el pecho. «¿Qué está haciendo?», susurró. Antes de que pudiera procesarlo, el motor del coche rugió, sobresaltándolo. No había quedado con nadie, se marchaba.

Robert se dio cuenta de que Natalie, la mujer a la que habían intentado ayudar, le estaba robando el coche. Se quedó de pie en el garaje, con sus instintos gritándole que debería haber confiado en ellos desde el principio. Sintió un escalofrío amargo cuando las luces traseras rojas desaparecieron en la oscuridad.