En la oficina, Robert luchaba por concentrarse, con la advertencia de la Sra. Henderson resonando en su mente. «¿Y si tiene razón?», pensó, y su inquietud aumentó. Sus pensamientos se dirigieron a Julia. ¿Y si Natalie no era lo que parecía? La idea de Julia sola en casa con un extraño le roía implacablemente.
En su cabeza se sucedían escenas, cada una más inquietante que la anterior. ¿Y si Natalie era una de esas estafadoras que se aprovechan de la bondad, esperando el momento perfecto para atacar? A Robert se le revolvió el estómago al pensarlo. Al final del día, decidió enfrentarse a Natalie y obtener respuestas.