Un enfermero decidió instalar una cámara oculta en el depósito de cadáveres. Lo Que Vio Le Dejó Sin Palabras

Esa noche, Nathan decidió no entrar en la morgue. Recorrió el pasillo como cualquier otra noche, pero en lugar de dirigirse a la puerta, dio media vuelta y se dirigió a su coche, aparcado detrás de un árbol cerca de la salida. Su portátil estaba en el asiento del copiloto y la pantalla brillaba débilmente.

No se atrevía a volver a la morgue, no después de todo lo que había pasado. Una parte de él pensaba que, fuera lo que fuera lo que atormentaba aquel lugar, podría revelarse más libremente si él no estaba físicamente presente. La otra parte de él, la parte empapada de miedo, simplemente estaba demasiado aterrorizada para volver a entrar.