Susy sonreía más a menudo, con la cara radiante de emoción. Pasaban los fines de semana decorando la habitación del bebé, doblando ropita e imaginando el futuro. Por primera vez en años, James sintió que iban en la misma dirección. «Vamos a estar bien», pensó.
El día del parto fue una mezcla de nervios y emoción. James cogió a Susy de la mano mientras entraban en el hospital, con Anna saltando a su lado. «¿Ya viene el bebé?» Preguntó Anna con impaciencia. James rió entre dientes. «Pronto, cariño. Sólo un poco más»