Cuando conoció a su hermana recién nacida y gritó: «Ésa no es mi hermana», su padre empezó a cuestionárselo todo

La sugerencia pareció sacar a Ana de sus pensamientos. Miró el conejo y lo colocó con cuidado en la cuna junto a su hermana. «Este es Floppy», dijo en voz baja. «Puedes quedártelo. Es bonito»

El bebé se agitó y su manita se movió como si quisiera coger el conejo. Anna lo observó en silencio, y su asombro inicial dio paso a la incertidumbre. Cuando por fin levantó la vista, sus grandes ojos azules estaban llenos de confusión. «No es mi hermana», susurró.