Huniewicz observó una curiosa pauta: su guía aminoraba la marcha para disfrutar de las vistas panorámicas y pasaba a toda velocidad por lugares menos atractivos. Es como un paseo coreografiado por una tierra de contrastes, donde cada curva cuenta una historia diferente.
Escapar es sólo la mitad de la batalla. Los que consiguen salir suelen caer en otra trampa. Capturados por las autoridades chinas, los hombres son devueltos a la fuerza, mientras que las mujeres se enfrentan a un destino más oscuro, vendidas para contraer matrimonio con hombres chinos.