Gabriel disfrutaba de su viaje y del rico patrimonio que le rodeaba. Pero, de repente, ocurrió algo que nunca habría imaginado. Mientras seguía caminando, se dio cuenta de que Coco había desaparecido. Se le encogió el corazón. En medio de su exploración, se había olvidado de vigilar a Coco, y ahora había desaparecido.
Gabriel se sintió desolado. ¿Dónde podría estar Coco? Sus amigos le habían advertido sobre las selvas de Bali, describiéndolas como algo más que exuberantes zonas verdes. Le pintaron un laberinto confuso lleno de peligros ocultos, donde las sombras parecían moverse solas y el aire parecía cargado de amenazas invisibles.