Un chimpancé irrumpe en el hospital: una enfermera llora al ver lo que lleva en brazos

El teléfono de Jessie zumbó con una llamada. Pero la señal era débil, por lo que la voz del veterinario sonaba confusa. Apenas podía distinguir sus palabras, pero parecía que le estaba diciendo que volviera. Ahora, Jessie se enfrentaba a una decisión crucial: seguir al chimpancé o escuchar al veterinario y volver.

El torrente de adrenalina que recorría el cuerpo de Jessie hizo que todo pareciera surrealista, nublando su capacidad para reconocer la voz que la llamaba por su nombre. Pero cuando miró en la dirección del sonido, lo vio claro: era David, que de algún modo había conseguido encontrarla justo cuando más lo necesitaba.