Un chimpancé irrumpe en el hospital: una enfermera llora al ver lo que lleva en brazos

Aunque un veterinario habría sido su primera opción para las peculiares necesidades de las criaturas, la realidad de su situación les llevó a otra parte. El hospital, con sus luces brillantes y su promesa de atención, no sólo estaba más cerca, sino que era la opción más factible, dado que iban a pie. La urgencia del momento no dejaba lugar a dudas. A su decisión se sumó el hecho de que la sexta criatura diminuta, la que les había conducido inicialmente al bosque, ya estaba allí.

«Sé que quieres quedarte con ellos, pero necesito espacio para trabajar. Por favor, espere fuera, prometo ponerla al corriente en cuanto pueda» Jessie abrió la boca para protestar, pero se contuvo. Se dio cuenta de que el veterinario sabía lo que hacía. Asintió a regañadientes y se retiró a la sala de espera, con David a su lado en un estado compartido de nerviosa expectación.