El corazón de Jessie latía con fuerza mientras le gritaba a David: «¡Voy a sacarte a ti y a estas criaturas de ahí! ¡Aguanta!» Sabía que tenía que idear un plan, y rápido. Mirando desesperadamente a su alrededor, vio un gran árbol cerca. Se le ocurrió una idea: podía utilizarlo para anclar la cuerda.
La respuesta de David resonó desde el pozo: «¡Entendido! Aquí viene el primero!» Jessie vio con la respiración contenida como una pequeña criatura peluda emergió de la oscuridad, agarrada suavemente en las manos de David. Él había creado una honda improvisada de su chaqueta para llevarlos hacia arriba. Cuando David se acercó, Jessie se agachó y levantó al asustado animal para ponerlo a salvo.