En un golpe de suerte, David había traído consigo una fuerte cuerda. Examinándola cuidadosamente, se dirigió a Jessie con un plan. «Esta cuerda puede soportar mi peso. Descenderé para averiguar qué hay allí» Jessie vaciló, su mente corriendo con temores de que las cosas salieran mal.
La voz de David se mantuvo firme y calmada mientras la instruía en el manejo de la cuerda. Ella se concentró en controlar sus propios nervios y agarró la cuerda con fuerza, decidida a no defraudarle. Mientras se concentraba en su tarea, un tranquilo pensamiento cruzó su mente: «Debo confiar en mí misma tanto como él confía en mí»