Aunque estaba molesto, Bill siguió intentando descubrir su secreto. Volvió a visitarlos al día siguiente. Estaba decidido a descubrirlo.
A medida que Bill se acercaba al corral donde el personal de rescate de animales mantenía a la criatura, su corazón se aceleraba de la emoción. Había pasado las últimas horas lleno de curiosidad, sintiendo que se estaba perdiendo algo grande.