Daisy había cambiado. No era la búfala tranquila que él conocía. Tenía la mirada fija y decidida, el cuerpo rígido y parecía dura de una forma que Bill nunca había visto antes. Estaba claro que estaba dispuesta a luchar si era necesario. Bill se sintió confuso y un poco asustado.
A medida que se acercaba con cuidado, un sonido extraño y silencioso empezó a llenar el tranquilo campo. Era un sonido nuevo, que ocurría de vez en cuando, proveniente del lugar que Daisy observaba cuidadosamente. Este extraño sonido hizo más grande el misterio. Le hizo sentir más curiosidad, pero también más preocupación.