Les explicaron que muchas personas que despertaban de un coma decían haber tenido visiones intensas y vívidas, experiencias que parecían muy reales. No existía una explicación lógica, pero la teoría más probable era que esas visiones fueran meras alucinaciones. Sin embargo, en cuanto Oliver lo oyó, su reacción fue rápida y feroz.
Sus ojos brillaron con una mezcla de frustración y desesperación. La sugerencia de que sus experiencias eran simplemente inventadas le dolía mucho. «He vuelto para compartir algo vital», insistió, con la voz temblorosa por la urgencia. «Necesito que me escuchéis de verdad. No se trata sólo de mí; se trata de todos nosotros. Es una cuestión de vida o muerte»