Mirando fijamente las imágenes de la cámara, la mente de Heather se remontó al día en que conoció a Jackie. Ella y Sam habían sido padres primerizos, disfrutando de la alegría de su primogénito. Anhelaban pasar cada momento con su pequeño, dejando las tareas domésticas lejos de su mente. Ambos disfrutaban de una exitosa carrera profesional, pero decidieron buscar ayuda para mantener su casa en orden.
Fueron sus vecinos ancianos de confianza quienes les recomendaron a Jackie. Cuando Heather le abrió la puerta por primera vez, la calidez y amabilidad de Jackie se hicieron patentes de inmediato. «Prometo cuidar de su casa como si fuera la mía», le dijo Jackie, con unos ojos que irradiaban sinceridad. En ese momento, Heather sintió una profunda confianza, convencida de que había encontrado a la persona perfecta para formar parte de la vida cotidiana de su familia.