Con su salvaje y rebelde melena blanca, es casi como si el espíritu de Einstein hubiera encontrado un nuevo recipiente en este comprador cotidiano. Mientras contempla su elección de comestibles, uno no puede evitar preguntarse si está reflexionando sobre los misterios del universo o simplemente decidiendo entre mantequilla de cacahuete crujiente o suave.
Aunque es poco probable que Mr. Bean se haya topado con su gemelo tailandés, Internet tiene una manera extraordinaria de sacar a la luz coincidencias tan divertidas. Este es un delicioso recordatorio de cómo el humor no conoce fronteras y puede unir culturas de las formas más inesperadas y divertidas.