El efecto fue inmediato. Cuando regresó aquella noche, todo el edificio bullía con murmullos de sucesos extraños. Los vecinos intercambiaban miradas cautelosas en el pasillo, susurrando sobre luces parpadeantes y sonidos extraños. Las escalofriantes historias parecían aumentar con el paso de las horas.
Algunos susurraban que el edificio se había construido sobre un antiguo cementerio, ahora perturbado por espíritus inquietos. Otros afirmaban que alguien había muerto trágicamente en el apartamento de Stacey hacía años, y que un espíritu permanecía allí. Stacey fingió inocencia, escuchando con cara seria mientras los rumores cobraban fuerza.