Antes de irse a la cama, deslizó el perro de juguete teledirigido detrás del sofá, pegado a la pared que compartía con su vecina. De vez en cuando, lo encendía y dejaba que unos leves arañazos atravesaran la pared. Sonrió, imaginando la creciente incomodidad de su vecina.
Por la mañana, Stacey terminó la instalación. Antes de irse a trabajar, colocó la figura de Harry Styles a tamaño real cerca de su ventana, inclinada de modo que pareciera que alguien la observaba en silencio desde dentro. La figura, medio oculta por las sombras, proyectaba una ilusión inquietante para cualquiera que mirara.