Antes de que la mujer pudiera responder, Carl asintió con la cabeza. «Sí, ha sido un desafortunado accidente. Me sobresalté y derramé el agua» Dirigió una mirada significativa al niño y a su madre, asegurándose de que su mensaje quedaba claro.
La madre, que ahora se limpiaba la ropa mojada con una toalla, evitó la mirada de Carl, sustituyendo su anterior actitud desafiante por vergüenza. El niño estaba sentado en silencio, sin patalear, quizá reflexionando sobre el resultado directo de sus acciones anteriores.