Carl sintió que la respuesta indiferente de la mujer le desataba la ira. Su voz, aguda y llena de frustración, se coló en el murmullo de la cabina. «¿Ocupado? ¿A expensas de la comodidad de los demás? Tal vez, entonces, sea un buen momento para algunas lecciones de paternidad», replicó, incapaz de disimular su irritación.
La mujer entornó los ojos, sorprendida por la brusca sugerencia de Carl. «¿Cómo dice? ¿Está sugiriendo que no sé cómo educar a mi hijo?»
«Sí, eso es exactamente lo que estoy diciendo», espetó Carl, agotada su paciencia. «Si yo tuviera un hijo, le aseguro que aprendería a respetar el espacio personal de los demás, sobre todo en ambientes tan reducidos»