¡Este hombre se hartó! ¡Mira cómo dio una lección a un niño que pateaba el asiento y a su madre!

Sin embargo, tras unas cuantas patadas más, Carl acabó por perder la paciencia. Rápidamente se dio la vuelta y dirigió una mirada severa al joven, cuya sonrisa pícara desapareció de inmediato. «Tienes mucha energía, ¿eh?» Dijo Carl, alzando la voz con frustración.

Este arrebato de frustración atrajo de inmediato las miradas de los pasajeros cercanos, lo que provocó un silencio momentáneo e incómodo en su parte de la cabina. Carl se dio la vuelta, sintiendo que el corazón le latía con fuerza por el revuelo que había causado. Esperaba que el incidente hubiera llamado por fin la atención de la madre del chico y la hubiera llevado a intervenir para poner fin a las patadas de su hijo.