¡Este hombre se hartó! ¡Mira cómo dio una lección a un niño que pateaba el asiento y a su madre!

La cortés sonrisa de Carl vaciló un poco al captar la atención del chico. «Oye, ¿podrías dejar de darme patadas en el asiento? Es un poco incómodo», dijo con suavidad, esperando que su tono transmitiera amabilidad y no frustración.

El chico, con un brillo travieso en los ojos castaño oscuro, pareció detenerse al oír la voz de Carl. Por un instante ladeó la cabeza y miró a Carl con una mirada inocente pero calculadora. ¿Habría funcionado su amable petición?