El karma de una señora con derechos en un restaurante se sirve en bandeja de plata

Al final de la noche, el vídeo de Stephanie se había compartido ampliamente entre los comensales y cafés cercanos, con compañeros camareros y camareros compartiendo sus propias historias de clientes difíciles. Daba la sensación de que toda la ciudad la apoyaba, saboreando una pequeña pero poderosa victoria.

Más tarde, Stephanie se relajó con una cerveza fría, mientras las risas y el calor llenaban la sala y sus compañeros repasaban los acontecimientos del día. Nunca había imaginado que su último día terminaría así: con una historia que toda la ciudad recordaría. Levantando su copa, sintió un profundo y merecido orgullo, sabiendo que se había ido no sólo a su manera, sino con el legado de una despedida inolvidable.