El ambiente en la casa estaba cargado de expectación mientras esperaban la llegada del prometido de Eloise. La falta de comunicación de su hija había dejado un vacío, llenando su hogar de un silencio incómodo. Tanto Peter como Bianca estaban nerviosos, cada uno perdido en sus propias aprensiones sobre el inminente encuentro.
Finalmente, el timbre de la puerta rompió la quietud, reverberando por toda la casa. Peter vio como una sonrisa iluminaba el rostro de Bianca, en marcado contraste con su propia inquietud. Se apresuró a dar la bienvenida al invitado, su impaciencia evidente en sus pasos rápidos. Peter se preparo, comprendiendo que habia llegado el momento de afrontar los cambios en su familia.