Curioso, preguntó por el prometido de Eloise, pero su mujer sólo le dijo el nombre de pila del joven: Kevin. Aunque era un nombre fuerte, él anhelaba más detalles. Como propietario de un negocio de éxito, disponía de los recursos necesarios para investigar los antecedentes, pero su mujer se opuso firmemente a la idea, insistiendo en un enfoque más personal y respetuoso.
A lo largo del día, Peter observó a su mujer, Bianca, que se afanaba por la casa, preparando los platos y ordenando. Él se quedó en el salón, ensimismado en sus propios pensamientos, como una presencia melancólica. El silencio de su hija le pesaba. Sabía que siempre había sido estricto, pero se preguntaba si eso hacía que su hija le tuviera miedo. Siempre pensó que sus estrictas normas eran sólo para mantenerla a salvo.