Las bodas suelen estar llenas de alegría y risas, pero ésta estaba teñida de una tensión inconfundible. Todo el mundo la percibía, sobre todo cuando miraban a los padres de la novia. La madre de la novia, nerviosa, daba golpecitos con los pies, lo que aumentaba el malestar en la sala. Sin embargo, el comportamiento de su padre era aún más angustioso.
No hizo ningún esfuerzo por ocultar su decepción por el hecho de que su hija se casara con Kevin, hijo de un conserje. «¿Nuestra hermosa hija casándose con el hijo de un conserje?», suspiró, con evidente frustración. No dejaba de suspirar y de mirar el reloj, como para recalcar que consideraba que su presencia allí era una pérdida de tiempo.
Pero entonces, el ambiente cambió radicalmente cuando el conserje entró y dio un golpecito con su copa para brindar. La sala se sumió en un silencio sepulcral y todas las miradas se dirigieron hacia él. El cambio en el padre de la novia fue instantáneo; su rostro pasó de ser una máscara de preocupación a una de absoluta conmoción. Mientras el conserje hablaba, el padre se quedó con la boca abierta, sus ojos se abrieron de par en par y, en ese momento, pareció arrepentirse, dándose cuenta del peso de sus palabras anteriores..