En un último esfuerzo por mantenerse erguido, Joe perdió las fuerzas y se estrelló contra la acera. Su maletín, símbolo de su vida laboral, se abrió volando, desparramando papeles y documentos por todas partes en un torbellino de caos.
El contenido de su vida laboral, antes perfectamente organizado, yacía ahora esparcido y desordenado por la acera, sumándose al desorden de su repentino colapso. El mundo parecía girar vertiginosamente mientras yacía allí, vulnerable y expuesto, en medio del caos urbano.
La calle, como tantas veces, era un vibrante mosaico de vidas bulliciosas, cada persona envuelta en su propia existencia apresurada. Un hombre de negocios, con la cara parcialmente oculta por la sombra que proyectaba un sombrero de ala ancha, miró momentáneamente el cuerpo desplomado de Joe al pasar.