«Un trozo más del norte», comentaban despreocupados los habitantes del pequeño pueblo cada vez que aparecía otro trozo de hielo. Estaban acostumbrados y ya nada les sorprendía. Creían haberlo visto todo. Sin embargo, esta vez era diferente..
«¿Habías visto algo así antes?», susurró un aldeano a otro, ambos mirando con incredulidad. «En mi vida», respondió el otro, igualmente asombrado. Este iceberg gigante, a diferencia de los fragmentos más pequeños que suelen derretirse en su viaje, había llegado intacto de alguna manera, despertando la emoción y la curiosidad entre la gente del pueblo. «Es una maravilla que haya llegado hasta aquí», coincidieron, y su charla habitual fue sustituida por un sentimiento compartido de asombro ante el gigante de hielo que tenían delante.