Justo cuando Peter se disponía a dirigirse al puerto, un fuerte golpe en la puerta resonó en toda la casa, sacudiéndole de su concentración. Su corazón se aceleró por la curiosidad y se apresuró a responder. ¿Quién podría visitarle en un momento tan crucial?
Al asomarse por la ventana, el corazón de Peter dio un vuelco cuando sus ojos se posaron en la inconfundible imagen de un coche de policía aparcado frente a su casa. No tardó en darse cuenta de que el dueño de la tienda debía de haber llamado a la policía después de su conversación. De repente, la habitación le pareció más pequeña y el aire más tenso, a medida que se asentaba la realidad de la situación.