Al agacharse, se encontró con un cajón especialmente desordenado. Estaba lleno de todo tipo de basura: viejos tapones de botella, destornilladores oxidados y recibos manchados de café. Cuando llegó al fondo del cajón, su mano rozó algo inesperado. Era una caja de madera.
Era pequeña y modesta, pero parecía sorprendentemente nueva y bien cuidada para estar en el fondo de un cajón sucio. La curiosidad se apodera de ella. Decidida a desvelar el misterio, Delilah buscó las herramientas de John.