¡Una mujer de 82 años limpia el taller de su marido y descubre un oscuro secreto familiar que cambiará su vida!

Unos minutos después de las dos, vio a un hombre que se acercaba desde lejos. Cuando se acercó, se le cortó la respiración. El parecido era asombroso. James tenía los mismos hombros anchos, los mismos ojos azules penetrantes y la misma sonrisa ligeramente torcida que siempre le había gustado de John. Era como ver un fantasma, un eco vivo del hombre que había amado y perdido. «¡James!», gritó.

El hombre se volvió hacia ella. «¿Delilah?» Respondió James mientras se acercaba. Se sentaron juntos en el banco y, por un momento, Delilah no pudo dejar de mirar a James. Sin embargo, a medida que se fijaba más en él, empezó a notar las sutiles diferencias que lo diferenciaban de su difunto marido, John.