Rieron, debatieron y descubrieron una pasión mutua que ninguno de los dos esperaba encontrar. Al final de la noche, sabían que algo especial había comenzado. Su vínculo creció rápidamente, y cada cita se convertía en una mini aventura por las librerías, galerías de arte y acogedores cafés de la ciudad.
No tardaron en hacerse inseparables. Pero a medida que su amor crecía, también lo hacían sus problemas. Paul luchaba por llegar a fin de mes con sus trabajos como autónomo, y Melissa hacía turnos extra en la empresa, a menudo trabajando hasta altas horas de la noche para cumplir los plazos.