Paul y Melissa eran una pareja feliz y, aunque su historia de amor no era como la de una comedia romántica, tenía su parte de altibajos. Casados hacía apenas unos meses, se habían retirado a una vida tranquila rodeados de naturaleza, un marcado contraste con la bulliciosa ciudad donde comenzó su historia.
Hace cuatro años, en la fiesta de un amigo común, los caminos de Paul y Melissa se cruzaron. Conectaron al instante por su afición común a las películas románticas cursis y a la literatura clásica. A menudo pasaban juntos los fines de semana arropados en una acogedora cafetería.