Un hombre trata de humillar a su ex invitándola a una boda y se queda pálido al ver con quién ha venido

Jason se sentía a menudo como un accesorio en el mundo de Valeria, acompañándola a eventos en los que se sentía juzgado y escudriñado. No podía quitarse de encima la sensación de que sólo era tolerado, en marcado contraste con la célebre presencia de Valeria. En cada reunión se sentía más pequeño e invisible.

Los celos de Jason crecían de forma silenciosa e insidiosa. Recordó cuando Valeria consiguió unas prácticas gracias a los contactos de su familia. Jason la felicitó, pero por dentro, su orgullo se derrumbó. Su éxito no hacía más que resaltar sus propias luchas, haciéndole sentir como un espectador en su vida perfecta.