Al ver la devastación de Kiara, Becky la agarró de la mano, intentando tranquilizarla. «Lo encontraremos, Kiara. Encontraremos a Luna», prometió. Kiara sólo pudo asentir, con la mente dándole vueltas a la confusión, incapaz de comprender por qué el veterinario desaparecería con su querido cachorro.
Kiara llamó al Dr. Goldberg varias veces, aferrándose a la esperanza de que todo fuera un malentendido y de que tuviera una razón legítima para llevarse a Luna. Pero cada llamada iba directamente al buzón de voz y la verdad empezaba a calar hondo.